viernes, 26 de marzo de 2010

El Gobierno busca fracturar al bloque piquetero antikirchnerista


A un sector le ofrecieron incorporar a 3000 personas por mes al plan Argentina Trabaja


Tras siete meses de fricciones y promesas incumplidas, el Gobierno parece haber encontrado el número que necesitaba para desarticular las protestas de las organizaciones sociales que reclaman ingresar al plan de cooperativas Argentina Trabaja. También al hombre capaz de negociar con el frente piquetero. O fracturarlo, al menos por ahora.
El número es 750, y corresponde a la cantidad de piqueteros opositores que, cada semana, comenzarán a capacitarse y, sobre todo, a cobrar los 1200 pesos del plan anunciado en agosto pasado por la Presidenta. Puesto en números: el Gobierno trasladará unos 900.000 pesos a las arcas piqueteras cada siete días. De esta manera, en lo inmediato habrá 3000 piqueteros más por mes en el plan Argentina Trabaja, lo que implicará un presupuesto global de unos $ 3.600.000 por mes sólo para este sector.
El autor de la promesa es Sergio Berni, un ex militar y médico cirujano que acompaña desde sus inicios a los Kirchner. El 11 del actual fue ascendido al segundo cargo en relevancia dentro del Ministerio de Desarrollo Social: la Secretaría de Gestión y Articulación Institucional.
Su promoción implicó el desplazamiento como negociador de Ernesto Paillalef, un aliado en el Ministerio del líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, a quien responsabilizan por haber unido en las protestas a casi todos los grupos no oficialistas.
Hacía más de un mes que Paillalef no se sentaba a dialogar con los piqueteros opositores, pero el malestar en la Casa Rosada habría llegado al límite, según indicó una fuente del Ministerio de Desarrollo Social, cuando trascendió un documento que le adjudicaba al Movimiento Evita haber anotado a casi 14.000 personas en las cooperativas.
"No cambió nada, aunque hablando las cosas se arreglan", dijo Berni al ser consultado por LA NACION. "Pero nosotros no hablamos [con los medios]", agregó inmediatamente, en clara señal de que mantendrá con la prensa el mismo perfil bajo que lo caracterizó desde que ingresó a Desarrollo Social, en 2003.
Aunque diga que nada ha cambiado, Berni fue quien prometió sumar a 750 piqueteros opositores cada semana. Son aquellos que, por cobrar algún plan social, hoy figuran como "observados" en las planillas del Ministerio de Desarrollo Social.
La fama de "buen pagador" y el desgaste tras cinco meses de protestas hizo que la CCC, el Polo Obrero, el MST-Teresa Vive, el Bloque Piquetero Nacional y el CUBa-MTR confiaran en el ex militar. El cupo se dividirá entre ellos.
"Si bien no es santo de mi devoción, cada vez que Berni prometió algo, a la larga lo cumplió", reconoció un dirigente que, con todo, no dudó en calificar de "perverso" el sistema planteado por el funcionario. "Es para asegurarse de que no le vamos a arruinar el 25 de mayo", cerró.
El miércoles pasado, estas cinco organizaciones decidieron trasladar sus protestas hacia el Ministerio de Trabajo, en vez de marchar a la cartera que conduce Alicia Kirchner, como lo hacen desde noviembre.
Rechazos
En cambio, las agrupaciones Barrios de Pie, el MTL, el Frente Darío Santillán y el MTD Aníbal Verón (Nueva Fuerza) no aceptaron la oferta del Gobierno.
En rigor, se supo que estos grupos hicieron sus cuentas: repartir el cupo de 750 personas por semana entre los más de 10.000 inscriptos "observados" de todas las organizaciones implicaría una demora de varios meses. Por ese motivo, el martes pasado volvieron a cortar los puentes de acceso a la ciudad de Buenos Aires.

En este contexto, Berni logró su segundo objetivo: dividir el frente piquetero que tanto molestaba al matrimonio presidencial. Según algunos memoriosos, también se dio el gusto de cobrarse una vieja disputa con Jorge Ceballos, uno de los líderes de Barrios de Pie y Libres del Sur con el que supo compartir funciones (y tensiones) en el Ministerio de Desarrollo Social, y al que el kirchnerismo no le perdona que se haya sumado al partido Proyecto Sur de Fernando "Pino" Solanas.

Marcelo Veneranda
LA NACION

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